Quizás el tiempo no haya sido el mejor durante mi estancia en Chefchaouen pero no importa, las horas de tregua que tras las primeras aguas dieron fueron suficientes para disfrutar y deleitarme de esta mágica ciudad marroquí que tantas influencias andalusíes posee y que cada rincón de su medina ofrece.
Es Chaouen de ese tipo de lugares que una vez visitado situarías posiblemente y de manera clara como uno de los destinos más bonitos e interesantes que has conocido, una ciudad de una belleza sin igual, con una mezcla de colores donde predomina el azul añil con el blanco de la cal y guarda mucho parecido con rasgos de pueblos blancos gaditanos o con rincones de la alpujarra granadina.
Sus estrechas y serpenteantes calles repletas de gente y de niños se tornan en un laberinto azul y blanco que provoca que a cada golpe de vista que des encuentres algo maravilloso que observar...........