Las estrechas calles de la Medina invitan a un relajado
paseo que descubre una ciudad tradicional y bellísima, ideal para escaparse a
finales de otoño.
En el norte de Marruecos, en uno de los parajes más bellos
de las montañas del Rif, surge esta ciudad de calles estrechas y casas pintadas
de blanco y azul. Llegamos desde la ciudad de Tetuán en apenas sesenta
kilómetros por una bella carretera. La torre octogonal de la Mezquita Grande
anuncia la llegada de lejos a esta joya, donde el tiempo parece haberse
detenido.
Paseo por la ciudad
Desde la plaza del Mercado se accede fácilmente a una de la
puertas principales de la Medina de Chaouen (Chefchaouen), la Bab el Ain. El
antiguo barrio amurallado, de dimensiones asequibles, tranquilo, con sus
callejuelas, azul, muy azul, respira autenticidad. Sus tiendas de artesanía
rompen el hechizo monocromático; también las fuentes y dinteles de azulejos que
muestran la clara influencia andaluza en la ciudad.